Partiendo de la conquista de América, Lazzarato y Alliez elaboran una contundente contrahistoria de la máquina de guerra Estado/Capital. La historia del capitalismo es la historia de las guerras que lo atraviesan y constituyen. No una guerra en particular ni tampoco, conceptualmente, la guerra como ausencia de paz, sino una guerra civil, múltiple y constante. Guerras de clases, pero también de razas, de sexos y de subjetividades. Guerras civilizatorias, coloniales, que escinden y fundan el orden interno y externo de las sociedades. De la acumulación originaria hasta nuestros días, entender la guerra como una “multiplicación de divisiones” permite captar tanto la forma concreta en que opera el Capital como los procesos de resistencia y transformación social. De ahí que los autores se detengan en la Revolución Francesa, en la Haitiana y en la Rusa, pero también en el arco que va de las “guerras totales” de principios de siglo XX a las “guerras fractales” de principios del XXI. La comprensión de la guerra, sostienen finalmente, es un arma estratégica, porque nos permite enfrentar las batallas decisivas; batallas para las que debemos prepararnos si no queremos ser nuevamente derrotadxs.