Indios, Ejército y Frontera es un libro fundamental de la cultura crítica argentina. A tres décadas de su aparición, nos instruye en primer lugar sobre una cruel historia no desconocida ni ausente de la conciencia social reprobatoria, pero no necesariamente bien estudiada. Viñas ha revuelto papeles, ha anudado acontecimientos, ha construido perspectivas históricas exhaustivas donde colocar los hechos. Ha visitado meticulosamente el archivo de la Biblioteca Iberoamericana de Berlín y nos entrega una sutil antología de textos de frontera, algunos olvidados o difíciles de obtener, nunca antes colocados frente a frente como un batallón de escrituras salidas de un sorprendente e imaginario portafolio común, esa “astucia de la razón” que aparece especialmente en los momentos de guerra. Pero Viñas, el gran maestro de las alegorías de parentesco entre hechos muy diversos, y a la vez el miniaturista capaz de ver un mundo en cada objeto que es redimido con la lente del aguafuertista, nos ofrece en este libro algo más. Prefigurando con sutileza que no ha sido igualada en lo que ahora suelen llamarse estudios culturales (género ése al que Indios, ejército y frontera no necesitaba adscribirse pues descansa enteramente en el sello personal de su autor, que lo sostiene en todas sus páginas), estamos frente a un modo de trabajo singular, salido del gabinete de un artesano intelectual riguroso y que creó el propio lenguaje y el cedazo retórico con el que interpreta los hechos. Leerlo supone sentir al mismo tiempo el fragor de una historia cuyos efectos no han cesado de reproducirse y la invitación a pensar los eventos con un estilo de reflexión que tiene también dos maneras de manifestarse: nos obliga a reflexionar sobre la idea misma de estilo como forma en que las cosas dicen lo que son, y nos convida a percibir de qué modo un texto aprisionado en las rutinas de las demostraciones, vuelve a soltar su voz ante nosotros.
Horacio González, en el prólogo del libro.